La Gran Selva Maya de Campeche 

Resumen

La Gran Selva Maya de Campeche encarna un espacio de extraordinaria riqueza biocultural, donde convergen la biodiversidad tropical, la herencia maya ancestral, la presencia de comunidades indígenas y expresiones culturales vivas con una geografía que combina selvas altas, medianas y bajas, costas, manglares, ríos y cenotes. Este artículo ofrece una descripción integral de Campeche dentro de la Selva Maya: su geografía física y ecosistémica; su población, demografía y comunidades mayas; la flora y fauna emblemáticas; los saberes tradicionales, la medicina ancestral; las expresiones culturales comunes; los desafíos contemporáneos y posibles vías de conservación. La investigación se apoya en informes estatales, académicos y etnográficos recientes, en datos oficiales sobre biodiversidad, y en documentos de comunidades y organizaciones. Se pone especial énfasis en la Reserva de la Biosfera de Calakmul, en los corredores biológicos y en las reservas costeras, para mostrar cómo el patrimonio natural y cultural se entrelaza para definir la identidad campechana. La conclusión contiene recomendaciones para fortalecer derechos comunitarios, prácticas culturales, protección ecológica e integración de políticas que reconozcan la interdependencia entre cultura y naturaleza.

Palabras clave: Selva Maya Campeche; Calakmul; comunidades mayas; biodiversidad Campeche; medicina tradicional maya; patrimonio etnobotánico; cultura indígena.


Campeche, ubicado en el oeste y sureste de la península de Yucatán, extiende su paisaje selvático desde las selvas altas del sur hasta los manglares y costas del Golfo de México, formando un mosaico ecológico que integra zonas de selva mediana subperennifolia, selva baja caducifolia, comunidades de petenes y humedales costero-marinos. Su relieve, característico de la península, es mayormente plano, con suelos calcáreos, pocos plegamientos, especies adaptadas a suelos con baja profundidad y abundantes formaciones de roca caliza, cenotes y sistemas subterráneos de agua que condicionan de modo esencial la distribución de vegetación y asentamientos humanos. La extensión territorial del estado es de aproximadamente 56,859 km², de los cuales más del 41 % están bajo algún régimen de área natural protegida, lo que le confiere uno de los mayores porcentajes de protección ambiental en México. 

La región selvática de Campeche alberga una población con fuerte presencia de comunidades indígenas, principalmente mayas, con una red de más de 262 comunidades indígenas registradas en el estado. Estos poblados rurales conservan lengua maya, prácticas agrícolas tradicionales, recolección de productos forestales no maderables, artesanía, ceremonias ancestrales y vínculos espirituales con el bosque. En el pasado la economía local combinó la explotación del henequén, del chicle, del palo de tinte, de maderas preciosas y de sal, lo que marco una interrelación profunda de la población con los recursos naturales de la selva. Esa relación no ha sido estática; con el paso de los siglos se han adaptado usos agrícolas, sistemas locales de manejo forestal, y prácticas medicinales transmitidas de generación en generación. 

La biodiversidad de Campeche es sobresaliente. En la Reserva de la Biosfera de Calakmul, situada al sur, se conservan bosques tropicales de gran extensión, con selvas altas y medianas en buen estado, donde habitan especies emblemáticas como el jaguar, monos aulladores, mamíferos menores, aves migratorias y residentes, reptiles, anfibios diversos. En el área protegida de Calakmul se han registrado cientos de especies, tanto de vertebrados terrestres como de insectos, aves y flora. Además, hay reservas costeras y marinas como Los Petenes y la Laguna de Términos, donde los ecosistemas de manglar, humedales y costas adyacentes aportan no solo diversidad biológica sino servicios ecosistémicos fundamentales como protección costera, filtrado del agua, producción de peces y refugio para especies migratorias. 

La vegetación característica comprende selvas medianas subperennifolia, selvas bajas caducifolias y subcaducifolias, selvas bajas subperennifolias, comunidades arbóreas dominadas por especies como ceiba (Ceiba pentandra), pich (Enterolobium cyclocarpum), chechem negro (Metopium brownei), ya’axnik (Vitex gaumeri), palo de tinte (Haematoxylum campechianum), entre otras. En ciertas zonas fragmentadas y en transición hacia la costa, se observan bosques secundarios, vegetación de petén, etc. Estas especies no solo aportan estructura ecológica sino usos de madera, comida, sombra, frutos, resinas, medicinas tradicionales, tejeduría, tintes. 

Los saberes tradicionales medicinales en Campeche se transmiten oralmente en comunidades rurales. Se utilizan plantas para enfermedades comunes: problemas digestivos, heridas, fiebre, enfermedades respiratorias; cataplasmas, infusiones, baños de vapor con hierbas, rituales de purificación. No todos los usos han sido plenamente documentados, pero trabajos etnobotánicos señalan que muchas especies vegetales tienen un uso dual —práctico y simbólico— como parte de rituales vinculados a la lluvia, ciclos agrícolas, protección espiritual. Las comunidades mayas participan también en medidas de salud comunitaria, conservación de plantas medicinales locales, y en algunos casos cooperativas que promueven el uso sostenible del bosque. Además, Campeche participa en iniciativas intersectoriales de salud y conservación, como la Alianza Una Sola Salud Selva Maya, para atender condiciones de pobreza, riesgos ambientales, salud integral en poblaciones selváticas. 

En lo cultural, la herencia maya en Campeche está presente en las zonas arqueológicas como Calakmul, sitios como Balam Kú y Nadzca’an, que dan testimonio del esplendor arquitectónico del periodo clásico. Las festividades indígenas persisten; la música tradicional maya, los mitos relacionados con la creación, con los animales, con ciertos árboles sagrados como la ceiba, con los cielos, con la lluvia. Las danzas locales, los tejidos, la artesanía en madera y palma, el uso de pigmentos naturales, los bordados, ceremonias agrícolas como las fiestas de siembra y cosecha, y celebraciones como el Hanal Pixán en algunas comunidades, conforman el tejido vivo cultural. La lengua maya sigue siendo hablada por población rural, los ancianos y maestros tradicionales la transmiten; los niños la usan en contextos familiares, rituales y comunitarios.

No obstante, Campeche está bajo presiones crecientes. La agricultura extensiva, el avance de la frontera agropecuaria (por ejemplo cultivo de soya), la tala ilegal, la fragmentación de la selva, la contaminación de fuentes de agua, la pérdida de hábitat para especies grandes como el jaguar, la presión de infraestructuras, el cambio climático, la reducción de corredores biológicos, la migración de jóvenes hacia ciudades y el debilitamiento del uso del maya en contextos formales y medios masivos. En municipios como Hopelchén se documenta una tasa de pérdida de bosque elevado en décadas recientes, producto de la expansión de la frontera agroindustrial. 

Las reservas naturales de Campeche, como Calakmul, Balam Kú, Los Petenes, petenes costeros y manglares, forman pilares para la conservación; los corredores biológicos como Calakmul-Bala’an K’aax son cruciales para mantener conectividad ecológica entre fragmentos selváticos, así como entre México, Belice y Guatemala, lo que permite el desplazamiento de fauna de gran tamaño, migraciones locales de aves, intercambio genético, resiliencia ante amenazas climáticas. Políticas de protección de áreas naturales protegidas, fortalecimiento de la gobernanza comunitaria, reconocimiento de los derechos territoriales indígenas, programas de restauración ecológica, educación bilingüe maya-español, proyectos de ecoturismo respetuoso, documentación de saberes tradicionales y apoyo financiero y técnico a comunidades son vías prioritarias para la conservación biocultural de Campeche.

En definitiva, la Selva Maya de Campeche no es solo un territorio forestal o arqueológico, es un espacio vivo donde naturaleza y cultura se entrelazan de modo inseparable; preservar Campeche implica respetar la historia maya, cuidar sus bosques, mantener sus lenguas y saberes, garantizar el bienestar de sus comunidades y conservar un legado que trasciende generaciones.


Versión infantil (cuento)

En una parte verde y antigua de México, donde los árboles murmuraban bajo la lluvia y las ceibas se alzaban como guardianes del cielo, vivía un niño llamado Balam. Balam vivía en una comunidad maya en Campeche, cerca de Calakmul, donde descubría cada día los sonidos del jaguar, los cantos de las aves, las melodías del viento entre las ramas y el eco de las piedras antiguas que contaban historias de pirámides y reinos antiguos.

Una mañana, Balam acompañó a su abuela a recoger hojas medicinales: la abuela le mostró cómo ciertas plantas calman el estómago, otras curan heridas, otras sirven para invocar la lluvia en ceremonias de siembra. Balam caminó entre petenes verdes, vio manglares salpicados de agua salada, observó monos que saltaban de rama en rama, escuchó los pasos silenciosos del jaguar, y comprendió que cada ser tiene un papel: las plantas que curan, los árboles que dan sombra, los animales que cuidan del bosque.

Pero pronto vio que algunas áreas estaban siendo taladas, los cultivos crecían donde antes había verde profundo, los sonidos de la selva mudaban. Balam se preocupó y preguntó: “¿qué pasará con la ceiba sagrada?, ¿qué pasará con los cuentos que me cuentan las piedras de Calakmul?”. Su abuela le dijo: “Nósotros cuidamos la selva con respeto, con semillas, con canciones, con palabras en maya, con las plantas que curan, con la memoria de nuestros ancianos. Si la selva sufre, nosotros sufrimos; si la cuidamos, ella nos cuidará toda la vida.”

Entonces Balam plantó un árbol cada día, aprendió una palabra maya, ayudó en la milpa, reclamó que su comunidad fuera escuchada, cuidó el agua, respetó cada animal. Y así la selva siguió verde, siguió cantando, siguió guardando historias antiguas bajo el follaje, porque los sueños de Balam y su gente se entrelazaron con el territorio, con los árboles, con los jaguares, con la memoria de Campeche.


Bibliografía (APA)

  • “La biodiversidad en Campeche: Estudio de Estado.” Biodiversidad Mexicana, Gobierno de México. Recuperado de https://www.biodiversidad.gob.mx/region/eeb/estudios/ee_campeche 
  • Selva Maya | Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO). “Selva Maya.” Recuperado de https://www.gob.mx/conabio/prensa/selva-maya-101932 
  • Selvamaya.info. “Áreas protegidas / Reserva de la Biosfera Calakmul; Balam Kú.” 
  • Página 66. “Registradas 262 comunidades indígenas en Campeche.” Febrero 2025. 
  • CECCAM. “Soya: la agroindustria que arrasa con la Selva Maya.” 
  • Raudal, Revista. “La Reserva de la Biósfera de Calakmul: Selva y Arqueología en el Corazón de Campeche.” (2025)